Durante estos días singulares, llenos de incertidumbre y limitaciones, pero también de muestras de altruismo y sentido de comunidad, la ansiedad está colándose en nuestras casas en mayor o menor medida.
La imposibilidad de salir a la calle (más allá de tareas muy concretas como sacar la basura o ir a comprar al súper o a la farmacia), el confinamiento en lugares pequeños, la falta de intimidad, la convivencia continua con sus dificultades de relación, la incertidumbre sanitaria y económica, el poco contacto con la luz solar o el descenso radical de la actividad física; son elementos que poco a poco pueden ir minando nuestro estado de ánimo y contribuir a que la ansiedad vaya ganando terreno poco a poco.
En primer lugar es importante entender a qué nos referimos cuando hablamos de experimentar ansiedad:
Por ello desde Ysonut, en nuestro empeño de acompañarlo en este período queremos compartir con usted algunos consejos para llevar mejor esta inquietud que a algunos no los deja «tranquilos».
Sin duda, uno de los elementos más desestabilizadores de estos momentos es la enorme incertidumbre que se cierne sobre nosotros: ¿Cuánto durará esto? ¿estaremos seguros cuando el confinamiento acabe? ¿Qué pasará con la economía? ¿recuperaré el nivel de trabajo anterior a la crisis? ¿será un virus estacional?
Éstas son sólo algunas de las cuestiones que se agolpan en nuestra cabeza robándonos poco a poco la tranquilidad. Es fundamental entender que debemos centrarnos en el presente, en el «aquí y ahora», ya que pensar en el futuro y tratar de anticipar hechos que no podemos predecir sólo servirá para acentuar el miedo y nuestra sensación de impotencia e indefensión. Es fundamental que vivamos «día a día», confiando en que iremos tomando decisiones paso a paso en base a lo que vaya sucediendo y, sobre todo, a medida que vayamos teniendo más información.
Pese a que el miedo o el no saber a qué atenernos puede llevarnos a tratar de tener todo controlado en nuestra cabeza es fundamental que diferenciemos entre aquello que depende de mí (que está en mis manos) y todo aquello que no (que escapa a mi control). Centrarnos en lo primero y olvidarnos de lo segundo es clave para gestionar adecuadamente la ansiedad.
En general (siempre hay excepciones), lo más adecuado será mantener una cierta rutina que nos ayude a organizar el día y no entrar en una apatía que no nos será de ayuda.
Sin embargo, tampoco es aconsejable pretender ser mega productivo o avanzar trabajo (o estudios) como si no hubiera un mañana. Es importante poder equilibrar el tiempo productivo con momento de puro ocio y diversión que nos permita también poder «disfrutar» de la singularidad de estos días.
Ser capaces de identificar el sentido de estos momentos y estas acciones y encontrar las oportunidades que esta coyuntura nos plantea es una de las acciones más útiles que podemos hacer para llevar mejor este confinamiento. Los seres humanos somos «animales de sentido» y sin él, la existencia nos aplasta (más aún en tiempos de crisis como el actual). Busca el sentido que este confinamiento tiene para ti y aprovecha las oportunidades que pone a tu alcance.
Debemos estar informados pero tampoco es adecuado estar permanentemente conectados a las noticias acerca del Covid-19 a través de la radio o la televisión. Trata de desconectar a través de libros, series, películas o actividades con los tuyos. Infórmate una o dos veces al día pero trata de no sobreexponerte.
Mención aparte tiene el no dar valor y/o recorrido a informaciones de dudosa procedencia a través de las redes sociales como Facebook o Whatsapp. Cuidado con los fake news, tratemos de ceñirnos a fuentes oficiales y contrastadas.
Acepta tus emociones. No combatas aquello que sientas. Es natural que en momentos así sientas inquietud, impotencia, miedo o frustración. Son emociones normales en momentos así y pelearte con ellas no te ayudará. Asume tu vulnerabilidad y entiende que es parte de este proceso. Dales espacio y comparte lo que sientes, te ayudará.
Sabemos que la alimentación es la base de nuestra salud, tanto física como mental. Cuida lo que comes y trata de mantener el equilibrio en tu mesa, y si estás realizando una dieta, mantenla y no cedas a la tentación de saltártela.
Por otro lado, la micronutrición es especialmente adecuada para poder completar tu alimentación y dotar a tu organismo de todos aquellos nutrientes que tu sistema nervioso necesita para su óptimo funcionamiento. Productos compuestos a base de plantas, aminoácidos y vitaminas B1, B6, B9, pueden ser un óptimo aliado para ayudarte a regular el estrés, ya que tiene efectos beneficiosos sobre la tensión nerviosa y la calidad del sueño. SEROZEN, por su ejemplo, y gracias a su composición a base de triptófano (precursor de la serotonina, neuromediador de la serenidad y de la relajación), vitaminas B3-B6 y zinc, te ayudará a regular tu estado de ánimo, tu sueño y mantener una función cognitiva normal.
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